Hice del escarnio, mi más nítido escenario.
Me he servido del abucheo, para engarzar piedras preciosas.
Sumergida en desventajas, provoqué mi más fulminante suceso.
Mi reino no existiría si no lo destruyera sistemáticamente.
Mi estado de gracia es el error, y el hundimiento: mi estola de zorros.
Diva en permanente estado de avería.